Diario de un niño de fútbol base: ¿Me merezco esto?
22 abril 2015 | Por lorenzo | Categoria: Fútbol Base«Soy un niño que juega en un equipo de base y hoy he decidido abrir mi diario para empezar a escribir lo que vivo cada semana con mi equipo de fútbol con el fin de poder verlo cuando sea mayor y, poder decir, si de verdad merecÃa esto. La semana pasada hemos ganado 6 – 1 después de mucho tiempo sin ganar y, aunque parezca raro, prefiero haber perdido.»
«Ya durante la semana, durante el entrenamiento, el entrenador y el delegado nos decÃan constantemente que el partido del domingo era el nuestro, que Ãbamos a ganar. Al final de cada entreno los dos nos reunÃan en semicÃrculo para escucharla las indicaciones que nos hacÃan sobre lo que habÃamos hecho y alguna cosa sobre el partido venidero.»
«Esa semana a mà y a mis compañeros se nos hizo eterna, era tanto lo que nos habÃan dicho que Ãbamos a ganar asegurando que serÃa por paliza, que después de tantas semanas sin ganar estábamos ansiosos de que llegara el partido. Las indicaciones no cesaron una vez finalizado la práctica deportiva, me costó un calvario llegar a casa. Al salir de la caseta, estaban algunos padres y aficionados entre el camino que me separa de la caseta a la puerta de salida. A medida que iba pasando, los comentarios que me hacÃan eran diferentes pero todos con el mismo mensaje: ¡esta semana vais a arrasar! ¿Por cuántos goles ganaréis? ¿Cuántos vas a marcar? Cuando ya llegaba a la puerta y pensaba que ya por fin iba a dejar a todo el mundo me viene un directivo interesándose por mÃ, pero acabando con los mismos mensajes que habÃa escuchado anteriormente. Después de todo esto POR FIN llego a casa. Al llegar mis padres me preguntan cómo me habÃa ido, a lo que yo les conté todo lo comentado anteriormente. Su respuesta fue aún peor que las que habÃa oÃdo anteriormente ¡Es que si no ganáis el domingo no ganaréis nunca!»
«Ese fue el primer dÃa de entrenamiento de la semana, ya en el segundo el discurso cambió. Lo que antes nos decÃan los entrenadores de una victoria segura, ahora era el mismo discurso utilizado por mis padres el dÃa anterior. Al final del entreno hablamos unos cuantos compañeros y lo que comentábamos era que tenÃamos que ganar porque si perdÃamos ¿Qué nos pasarÃa? Realmente tenÃamos miedo a perder después de todo lo que nos habÃan dicho. De resto se repitió todo lo que habÃa pasado el primer dÃa de entreno.»
«Llegó el domingo y el tan ansiado partido. Llegamos a la caseta y antes del partido se suceden los mismos comentarios. Iniciamos el partido con ese miedo a perder y para más inri, empezamos perdiendo 0 a 1. Los pocos comentarios que atino a oÃr desde el campo son: ¡Pero muchacho! ¿Se quedaron durmiendo? ¡Jugad al fútbol cojones! ¿Pero el equipo rival no es el último? ¿Por qué van perdiendo? Ahora desde el banquillo se nos mandan mensajes de ánimo y de que lo estamos haciendo bien: ¡Vamos chicos que lo estáis haciendo bien! … Termina el partido y ganamos 6 – 1. Los comentarios al pasar por la grada, de aficionados y directivos, ya son de: ¡casi no perdéis! ¡Muchacho! ¿Qué les pasó? Si a este equipo tenÃais que meterle veinte. Al llegar a casa no hago sino pensar en el partido y de qué forma habÃa pasado la semana, lo que tenÃa que haber un partido para disfrutar tranquilamente de que tenÃamos la posibilidad de dejar atrás nuestra racha de derrotas se ha convertido en un calvario de nervios que nadie de mi entorno me ha sabido enseñar a canalizar. Para lo que tuve que pasar, prefiero seguir perdiendo que por lo menos los únicos comentarios que escuchas son: ¿Esta semana por cuánto perdemos?»
«Este domingo jugamos contra el lÃder y ya estoy empezando a oÃr comentarios: como ganamos tan fácil la semana pasada al lÃder le vamos a ganar. Es aquà cuando te voy a confesar un secreto diario mÃo… entre tú y yo, este domingo voy a fingir una enfermedad y a los entrenos no voy a ir porque me inventaré que tengo que estudiar. Me quitaré la posibilidad de no jugar la semana siguiente por arresto, pero encerrado en casa disfrutaré, cosa que no puedo hacer últimamente en el fútbol con mi equipo. Diario… ¿Merezco yo esto? Yo solo quiero jugar y divertirme»
¿Qué será de ese niño cuando llegue a cadetes o juveniles? No metamos presión a los niños desde el entorno. Dejemos que el niño juegue y lo haga como quiera y el entrenador que intente ayudar a canalizar a los niños esa presión venida desde fuera, no a crear más. Los aficionados o padres no son los futbolistas, ni directivos ni entrenadores. Los entrenadores no son los futbolistas, ni directivos ni padres ni aficionados y Los directivos no son padres, entrenadores, ni los futbolistas.
Ayoze Rguez