Espera lo mejor, pero prepĂĄrate para lo peor
22 octubre 2014 | Por lorenzo | Categoria:Un equipo que marca muchos goles, pero encaja con la misma facilidad padece la enfermedad del desequilibrio. No se trata de apostar por un fĂștbol mĂĄs ofensivo o mĂĄs conservador, sino descubrir y trabajar sobre la base de unos sĂntomas que señalan evidentes desajustes.
El fĂștbol actual, cada vez mĂĄs mecanizado, exige memorizar lo que cada cual tiene que hacer en posesiĂłn del balĂłn y cĂłmo maniobrar para recuperarlo.
En esto consiste el juego, en jugar con la pelota en tu poder y en tratar de robĂĄrsela al contrario. Establecer una relaciĂłn adecuada entre ambas opciones, Ășnicas por otra parte, debe ser el objetivo de cualquier entrenador independientemente del nivel del bloque al que dirige. El Mallorca ha marcado cuatro goles en dos de sus visitas a campo ajeno y mĂĄs allĂĄ del potencial de sus respectivos anfitriones, Osasuna y Llagostera, en Pamplona vimos un desbarajuste absoluto y en PalamĂłs un cierto orden, pese a no cuajar una actuaciĂłn que permita dar por concluidos los problemas. Esta desigualdad se da frecuentemente en aquellos conjuntos en plena construcciĂłn.
No tendrĂa que ser el caso, pero si estamos de acuerdo en que la pretemporada fue incompleta y mal planificada, circunstancias especĂficas aparte, tenderemos a la indulgencia a la espera de un rĂĄpido avance en el trabajo. No obstante tambiĂ©n hemos de asumir que el listĂłn ha bajado en grado sumo.
La pasada temporada se imponĂa la dictadura del improperio cada vez que los de Oltra no alcanzaban como mĂnimo la sexta posiciĂłn; o sea, siempre. Ahora nos invade la euforia porque no exigimos nada mĂĄs allĂĄ de ocupar plazas de descenso a Segunda B. La permanencia rascada basta. Pero, en cambio, si miramos mĂĄs abajo, no pasa desapercibido el buen comienzo del Mallorca B y del Juvenil DivisiĂłn de Honor.
Algo habrĂĄ hecho bien Toni Prats, que estĂĄ al borde de la dimisiĂłn, para que Olaizola y Pepe GĂĄlvez manejen sus respectivos grupos con tan buen tino. No mantener al vasco en el primer equipo por puro amiguismo fue un error mĂĄs. Una decisiĂłn injusta e impropia como tantas otras.
Analisis de Alejandro Vidal para Diariodemallorca.es