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La Selección española salió a la pista del Arena de Belgrado con las ideas muy claras. Ir a por el partido desde el minuto 1. Como se esperaba, Kazajistán apareció con portero-jugador incluso antes de que el árbitro diera por iniciado el encuentro. Teniendo en cuenta los resultados que esta variante táctica le había dado durante el torneo, era de esperar. España estaba preparada para ello.

No obstante, fueron los kazajos quienes se adelantaron en el marcador con un tanto de Dovgan tras una fulgurante contra. Poco tardó sin embargo Bebe en poner las tablas en el marcador gracias a un rechace del guardameta que envió con calidad a la red.

La gran presión española hacía que Kazajistán no pudiera usar con tanta asiduidad al portero-jugador, algo que acusó el equipo de Cacau de manera notable.

España tomó el control del partido por completo y fruto de ese dominio llegaron los goles de Miguelín gracias a un zurdazo «marca de la casa» en el minuto 16 y otro de Raúl Campos un instante después por medio de una gran maniobra que acabó con un golazo a la media vuelta.

Tras el paso por los vestuarios, los pupilos de José Venancio López siguieron con el pulso del partido bien tomado, intentando trabajar cada ataque desde la posesión y tocando con paciencia ante la desesperación kazaja, que en los primeros 4 minutos de la segunda parte, ya había hecho otras tantas faltas.

Volvieron los de Cacau a jugar con cinco de pista y Álex se aprovechó de ello marcando tras un robo fruto de una maravillosa defensa española el cuarto para la Selección nacional desde su propio campo con la portería vacía.

Leo y Zhamankulov pusieron la incertidumbre en el marcador a falta de pocos instantes con sendos goles pero España supo aguantar y Raúl Campos certificó la victoria y el pase a la final para España en el último minuto. Ahora espera la final. Espera un rival conocido y que será difícil de superar. Espera Rusia.