Formentera una fiesta
2 diciembre 2016 | Por lorenzo | Categoria: FĂștbol Regionalnoudiari.es Formentera era una fiesta. Lo notabas al embarcarte en el puerto de Eivissa. ChĂĄndales, camisetas y sudaderas del Sevilla por todas partes, como si el barco estuviera a punto para remontar el Guadalquivir desde SanlĂșcar hasta el puente de Triana. Lo notabas al poner pie a tierra en La Savina, donde los palanganas se mezclaban con unos formenterenses que habĂan salido a la calle con una bufanda rojinegra anudada al cuello. Se palpaba en los restaurantes, inusualmente llenos a estas alturas del año. De las cocinas se escapaban los aromas de los caldos marineros con los que se iban a despachar raciones de bullit de peixy paellas a diestro y siniestro. MĂĄs de un restaurador tuvo que colgar el cartel de âno hay comidaâ en la puerta de su negocio. Ayer la isla mĂĄs pequeña de las Balears viviĂł su dĂa grande. El miĂ©rcoles fue domingo, el verano, otoño, y un dĂa que podrĂa haber sido un 30 de noviembre cualquiera se transformĂł en una jornada festiva mĂĄs importante que el mejor Sant Jaume que puedan recordar los mĂĄs viejos del lugar.
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El penalti que transformĂł Ben Yedder un minuto despuĂ©s de que arrancara el partido contra el Sevilla dejĂł helados a muchos. Fue un momento casi tan triste como el minuto de silencio que se guardĂł en recuerdo de los futbolistas del Chapecoense y el resto de fallecidos en un accidente del que alguien deberĂa explicar por quĂ© a estas alturas de la pelĂcula hay aviones que siguen despegando sin suficiente combustible para llegar a su destino. El jarro de agua frĂa del 0-1 era la nota gris para un dĂa luminoso, lleno de sonrisas, cĂĄnticos y brindis por la gesta de un club que ha pasado en cinco años de jugar contra equipos de Regional a disputar un partido oficial contra el pentacampeĂłn de la Europa League. De un dĂa rematado por la ilusionada marea humana que con el avance de la tarde se acercaba a pie al Municipal de Sant Francesc soñando con un formenterazo.
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En el desfile habĂa abuelos orgullosos por ser socios del Formentera desde principios de los setenta, cuando echĂł a caminar la Sociedad Deportiva. Chavales de la cantera que se lamentaban porque la calidad de Vitolo no se paseara por el campo de cĂ©sped artificial donde ellos entrenan y juegan. Italianos y alemanes residentes en la isla que sentĂan los colores como si los tatarabuelos de sus tatarabuelos hubieran desembarcado al sur de es Freus cuando los ibicencos Marc Ferrer y Antoni Blanc empezaron a parcelar la tierra de Formentera para repoblarla a principios del siglo XVIII. Y algĂșn bebĂ© al que sus padres llevaban a ver su primer partido de fĂștbol, un encuentro que no recordarĂĄn estas criaturas pero del que siempre podrĂĄn presumir cuando en las conversaciones del futuro se recuerde aquel miĂ©rcoles en el que los jugadores de Tito GarcĂa SanjuĂĄn plantaron cara a un Sevilla que demostrĂł profesionalidad y talento a partes iguales, administrĂĄndole una buena dosis de cada a los formenterenses para evitar sustos en la vuelta en el PizjuĂĄn.
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Aunque el tanto de Gabri fue celebrado con ganas en el estadio y en los bares a los que acudieron los vecinos que no habĂan conseguido una de las 2.300 entradas que se pusieron a la venta, el 1-4 con el que se llegĂł al descanso dejaba pocas esperanzas deportivas a la vista. AĂșn asĂ, GarcĂa SanjuĂĄn, que no se sentĂł en el banquillo por sanciĂłn, bajĂł al vestuario con Xicu Ferrer, Felip Portas y Jaume Ferrer y pidiĂł a sus futbolistas que les escucharan atentamente. El compromiso del entrenador aragonĂ©s, las lĂĄgrimas del presidente actual, el optimismo de su antecesor en el cargo, y el agradecimiento del mĂĄximo representante polĂtico de la isla, un apasionado del fĂștbol y del club que es bien consciente de la importancia que tienen el fĂștbol y el club en Formentera, arengaron a una plantilla que se conjurĂł para darlo todo tras la reanudaciĂłn. Pero no pudo ser. La galaxia del Sevilla queda a años luz de este equipo que debe pelear por subir a Segunda B. Ese es el objetivo marcado para la entidad, que viajarĂĄ al SĂĄnchez PizjuĂĄn en la vĂspera del Sorteo de Navidad con la intenciĂłn de disfrutar tanto en ese campo de Primera DivisiĂłn como los tres aficionados hispalenses que se pusieron a bailar sevillanas al ritmo de la batucada que los hinchas formenterenses de origen argentino hacen sonar cuando abandonan el Municipal. Ayer los tambores no podĂan enmudecer porque, a pesar del resultado, Formentera era una fiesta.