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El conjunto bermellón se llevó el partido en una tanda de penaltis para el recuerdo en la que Joan Pol volvió a ser el héroe

El Carlos Tartiere acogía una final de la Copa del Rey Juvenil entre RCD Espanyol y RCD Mallorca que reeditaba la final de 2003 en la que ya se enfrentaron ambos equipos (en aquella ocasión venció el equipo catalán). Los pericos buscaban su quinta Copa, una que ganó por última vez en 2012.

En la primera parte predominaron los nervios. Se priorizaba el no arriesgar y mantener la posesión, lo que se tradujo en muchos minutos de juego en el centro del campo y pocas ocasiones claras. El Mallorca tomó la iniciativa, pero sus oportunidades se desvanecían en las manos de Llorenç Serred.

El guardameta del Espanyol se estiraba para mandar a saque de esquina un gran zurdazo de Woiski y en la jugada posterior se tiraba abajo para sacar un remate de cabeza de Samu Guzmán que iba directo a la red.

Al regresar al terreno de juego creció la intensidad y el conjunto catalán se fue acercando a la meta de Joan Pol. Leo Salazar, recién salido al campo, lo intentaba desde la frontal, pero su disparo se marchaba alto. Y como ocurriera en la primera parte, Woiski entraba por un pico del área para disparar pero Serred exhibía reflejos una vez más.

Ya en el minuto 82 Leo Salazar iba a disponer de la ocasión más clara recibiendo un pase por detrás de la defensa, pero tras recortar al guardameta se topaba con la entrada de Gabi Rodríguez.

Alcanzábamos la prórroga sin un claro vencedor y desde el inicio el partido fue otro. Ninguno quería ir a penaltis y tanto los de Chica como los de Carlos Muñoz se lanzaban al ataque.  Joan Pol salvaba el disparo de Oriol Pallas y a continuación Hugo Torondel estrellaba un balón contra el poste. En la segunda mitad volvía a intentarlo el Espanyol, pero el disparo de Oriol Pallas se iba fuera por poco. Ya en casi la última del partido, Mateo fallaba un mano a mano con el portero que mandaba el encuentro a la tanda de penaltis.

Allí volvió a aparecer Joan Pol bajo palos, parando el lanzamiento de Mateo Sciancalepore. Él les trajo hasta Oviedo y él le ha dado la Copa del Rey Juvenil a un equipo que hasta ahora nunca la había ganado y que se quita la espina de aquella final de 2002.

FICHA TÉCNICA