Recibimiento de campeón para Salom
7 noviembre 2014 | Por lorenzo | Categoria:Los moteros tomaron ayer el aeropuerto de Son Sant Joan para recibir a David Salom, que se proclamó en el circuito de Losail (Catar) campeón del Mundo de Superbike en la categorÃa EVO, introducida en el Mundial este año.
Familiares, amigos y seguidores del piloto esperaban impacientes su llegada, ataviados con una camiseta para la ocasión. En la prenda se podÃa leer «World Champion» y un gran número 1. Las camisetas se agotaron, según comentó la madre, la más emocionada.
A Salom no solo lo esperaban con camisetas y dos pancartas, en una se podÃan ver imágenes de él subido a su Kawasaki y en la otra aparecÃa en el podio del circuito donde consiguió el triunfo, también habÃa una replica de él vestido con el mono y un casco.
El caos se apoderó por unos momentos de los presentes, ya que esperaban a Salom en la puerta C y el piloto salÃa por la D. Al percatarse del cambio, todos se movieron rápidamente. Las anécdotas estaban garantizadas. Todo aquel que salÃa por la puerta era coreado, habÃa personas que les contestaban o sonreÃan pero los más tÃmidos salÃan corriendo.
Sin duda, los otros protagonistas del recibimiento fueron los niños. Los más jóvenes amenizaron la espera, tocando las vuvuzelas o golpeando el cristal y coreando «David, David». Uno de ellos, con el mismo nombre que el campeón, se llevó todas las miradas al pasearse por la terminal con un carrito. Hugo es otro niño que sin quererlo captó toda la atención en la fotografÃa de familia, ya que lo llamaron a grito de «Hugo, corre ponte en la foto».
Salom no sabe si la vida le ha cambiado pero está satisfecho con lo que ha logrado. «Estoy contento por toda esta gente», comentó el piloto. Hace unos dÃas su equipo anunciaba que no contará con él para 2015, ahora busca la forma de poder continuar en la categorÃa. «Estamos negociando con Kawasaki», sentenció. No hay mejor colofón a un campeonato del mundo que reencontrase con la familÃa, un cálido abrazo con su hermano Toni y que los presentes le manteen. La sonrisa de Salom era el reflejo de su felicidad.
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